domingo, 26 de abril de 2020

427 *



Pasa que odio el frío o en verdad cualquier cosa que esté relacionada con el frío y la inestabilidad, pero sé que es algo que algún día tendré que aceptar y que vivirlo de alguna otra forma a como lo he vivido hasta ahora. Por lo menos en invierno sé que lo único bueno que tiene es que cada día es un poquito más largo que el anterior y que ya se está más cerca de Agosto y de la primavera y eso es bacán. Pero en otoño, es raro todo. Es harta la inestabilidad por cualquier lado que se le mire, aunque descubrí algo que me gusta. A pesar de que me desagradan harto los días con nubosidad parcial porque hace frío y calor a cada rato y la luz cambia cada cinco segundo y nunca sé cómo estar realmente, he aprendido a sacarles fotos de día a las nubes en blanco y negro y con un filtro rojo (el único filtro que tengo que venía entre otras varias cosas más, junto a mi primera cámara análoga) y quedan unas fotos lindas y contrastadas, aunque esta foto es del año pasado, las de ahora en este encierro siguen latentes en la oscuridad pero pronto verán la luz. Y por las tardes sucede una hueá extraordinaria, que ha estado ocurriendo todos los días y que siempre me ha volado la cabeza. Y es raro presenciarlo acá en Quillota, hay una distancia suficiente para mirarlo, pero rodeada por cerros, cerros bastante lejanos, pero rodeada al fin y al cabo, por ende pareciera que ese cielo fuese la tapa de un frasco y nos estuviéramos ahogando dentro de él. Recuerdo que el mes de abril o mayo de hace dos años bisiestos (el 2012) en esta época la estaba pasando malito y estaba más castigada que la chucha por mis papás, pasaba sola, y me estaba volviendo loca aunque yo no lo sabía. Tampoco podía hacer atletismo porque tenía que recuperarme de una tendinitis crónica de la que aún no me recupero. Pero eso me mantenía bastante a flote, verlo todo el tiempo. Ese año en sus últimos meses me compré la primera cámara y vaya que me ha acompañado. Ahora más que nunca ha sido una gran compañera. 
Estar mirando todo el día por esa ventana me está volviendo loca, pero al menos veo el cerro La Campana resplandeciente como siempre, con ganas de ir a saludarlo más de cerca. 

miércoles, 22 de abril de 2020

domingo, 19 de abril de 2020

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lunes, 6 de abril de 2020